la bendición a causa de mi pecado! Por la tarde, acerca del “Camino de los redimidos”, con algo más de comodidad y ánimo. Sentía que a veces la verdad hervía en mi corazón hasta salir en palabras. Algún destello de ternura, aunque con mucho menos de ese espíritu que en los últimos dos días de reposo. Hice otra visita a la mujer moribunda. ¡Oh, cuándo suplicaré con mis lágrimas, con un deseo ardiente en mi corazón, por los pecadores! ¡Oh Señor de toda compasión, hazme saber de qué espíritu soy! Dame
Page 70